En 2019, el Banco de España publicó el reporte de Carlos Conesa titulado “Bitcoin: ¿Una solución para los sistemas de pago o una solución en busca de problema?” dentro de su serie de Documentos Ocasionales. El documento, que podrás encontrar aquí, explica el funcionamiento del protocolo Bitcoin, así como evalúa su seguridad, rapidez, costes, capacidad y eficiencia, entre otras. A continuación citamos la valoración del autor acerca del anonimato y privacidad de Bitcoin como sistema de pagos.
“El esquema bitcoin se presenta como un sistema de pagos anónimo, a pesar de estar basado en un registro público. En los sistemas de pago tradicionales, normalmente la información personal de los participantes en la operación (nombres, números de cuentas, concepto del pago) se transmite con el mensaje de la operación. Esta información es accesible en todo o en parte para el emisor, receptor e intermediarios, pero no para terceros no autorizados. Bitcoin cambia radicalmente este enfoque, ya que toda la información sobre las transacciones es pública (básicamente, números de cuenta e importes), pero no se incluyen datos que puedan relacionar a emisor o receptor con una cuenta determinada. El anonimato es, pues, compatible con el carácter público del blockchain y se presenta como una ventaja de bitcoin, ya que se puede utilizar el sistema sin proporcionar información personal que pueda ser robada.
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Sin embargo, el presunto anonimato de bitcoin es mucho menor de lo que podría pensarse en un principio. Aunque es cierto que el blockchain no contiene información personal, la mayoría de los usuarios normalmente se identifican ante algún intermediario, la primera vez que acceden a la red y cambian moneda real por bitcoins (y, posteriormente, al vender bitcoins a cambio de otras monedas). Una vez que se dispone de bitcoins, el usuario puede utilizar un número ilimitado de cuentas diferentes y dividir o combinar sus saldos. Aunque las transferencias entre las cuentas de un mismo usuario son, en principio, indistinguibles de las operaciones entre diferentes usuarios, el carácter público del registro hace que sea posible un análisis estadístico detallado de las transacciones. Este análisis, en combinación con otras fuentes de información (por ejemplo, la identificación de un usuario al cambiar moneda o el vínculo entre una cuenta y una identidad en un blog), permite en muchos casos identificar las cuentas de un mismo usuario y relacionarlas con una identidad concreta”.
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